El ciudadano atento
El vampiro y el polímata
Dr. Luis Muñoz Fernández
Mi hermano y yo éramos aficionados a los relatos de terror desde que vivíamos en España. Nos gustaba mucho leer aquellas revistas de cómics como Vampus, Rufus y Creepy que se hicieron populares en la década de los setenta. Como eran algo caras, sólo las comprábamos de vez en cuando. Lo maravilloso era cuando mi hermano convencía a un amigo suyo con una posición económica más desahogada para que nos regalase los números que él ya había leído. Solía ser al inicio de las vacaciones de verano cuando mi hermano llegaba con un montón de aquellas revistas que devorábamos una tras otra. De ahí pasamos a los libros y a las versiones cinematográficas, incluso aquellas hoy viejísimas interpretadas por Béla Lugosi, Boris Karloff y Lon Chaney Jr.
Le inculqué esta afición a mi propia familia, así que empezamos este 2025 yendo a ver Nosferatu (Robert Eggers, 2024), una nueva versión de aquella Nosferatu, una sinfonía de horror (Friedrich Wilhelm Murnau, 1922), una de las películas pioneras de este género cinematográfico, y de la más reciente Nosferatu, el vampiro (Werner Herzog, 1979). Como es sabido, estas películas son una adaptación de la novela Drácula (1897), de Bram Stoker. Nos gustó esta nueva película. En lo personal, uno de los personajes que más me atrajo fue el profesor Albin Eberhart von Franz, interpretado magistralmente por William Dafoe, el equivalente del doctor Abraham van Helsing de la novela original. Estimulado por todo esto, acudí de nuevo a la novela de Stoker.
Ante la extraña enfermedad que aqueja a Lucy Westenra, víctima de Drácula, el doctor John Seward, discípulo de Abraham van Helsing, se refiere así a su maestro: “le he descrito a mi viejo amigo y maestro, el profesor van Helsing, de Ámsterdan, gran especialista en este género de enfermedades… Es, al mismo tiempo, filósofo y metafísico; en realidad, es uno de los sabios más grandes de nuestra época y su espíritu está abierto a todas las posibilidades”.
En la actualidad, un médico así sería muy difícil de encontrar. Abraham van Helsing y su réplica en la nueva Nosferatu, el profesor Albin Eberhart von Franz, son un ejemplo de polímata, que el diccionario define como “persona con grandes conocimientos en materias científicas o humanísticas”. Hoy, cuando el conocimiento especializado goza del más elevado prestigio, los polímatas son muy poco frecuentes. Mi hijo Luis me compartió en una ocasión estas palabras de John Maynard Keynes (1883-1946), el famoso economista británico:
“El gran economista debe poseer una rara combinación de dotes; debe ser matemático, historiador, estadista y filósofo; debe comprender los símbolos y hablar con palabras corrientes, debe contemplar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo del pensamiento; debe estudiar el presente a la luz del pasado y con vistas al futuro; ninguna parte de la naturaleza del hombre y de sus instituciones debe quedar por completo fuera de su consideración; debe ser simultáneamente desinteresado y utilitario, tan fuera de la realidad y tan incorruptible como un artista, y sin embargo, en algunas ocasiones, tan cerca de la tierra como el político”.
En la película, se menciona que el profesor Albin Eberhart von Franz es discípulo de Paracelso (1493-1541), médico y alquimista que vivió entre la Edad Media y el Renacimiento, biografiado por Philip Ball en The devil´s doctor (El médico del diablo), donde encontré algo que atrajo poderosamente mi atención: las raíces mágicas de la ciencia, un concepto que puede parecernos extraño porque se nos han enseñado que la ciencia nació a partir del Renacimiento como un revulsivo al pensamiento mágico prevalente durante los diez siglos que duró la oscura Edad Media. Philip Ball, doctor en física y química por las universidades de Oxford y Bristol, afirma que la ciencia apareció no para deshacerse de las ideas mágicas sobre el mundo, sino como un esfuerzo para explicarlas. Y también señala que es ahora cuando la ciencia empieza a hacer las paces con sus raíces mágicas.
¡Cuántas cosas interesantes pueden surgir después de ver a un vampiro en el cine!
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